Segunda vida - Adolescencia

Una etapa de mucha soledad, oscuridad y tristeza. Un despertar muy crudo y cruel a la realidad.

Mi mundo desapareció, pero no solo eso, también todo lo que yo era... Suena tonto, pero en verdad creía que lo que vivía era realidad; no pensé que las cosas fueran diferentes. De un momento a otro, ya no sabía quien era yo y donde había quedado todo lo que tenía, mi mundo, mi vida...

Sentía que nadie me entendía. Podía estar rodeado de personas y sentirme totalmente solo. Además, el entorno me enseñó a odiarme, porque siempre fui muy callado e introvertido y me hacían burla por eso. El clásico "ya cállate que me aturdes de tanto que hablas" Una supuesta broma en tono irónico que me repetían una y otra vez, haciéndome pensar que estaba defectuoso, que era malo ser introvertido, que yo estaba mal por ser así.

Cada día me dormía deseando no despertar nunca más; y cada mañana despertaba decepcionado, pensando "no, ¿por qué otro días más? Y día a día sintiéndo un dolor intenso en el pecho, un dolor insoportable. Y no había forma de sobarme o hacer algo para calmarlo. Era un tormento vivir cada día así.

¿Suicidio?, sí, claro que lo pensé. Afortunadamente nunca tuve el valor de hacerlo. Y en verdad agradezco no haberlo hecho.

¿Qué me sacó de eso?... Me harté, en verdad me harté. Ni me moría y seguía viviendo día a día lo mismo. Hasta que dije "no más" No podía seguir soportando eso.

La clave no estuvo en aguantar hasta que las circunstancias cambiaran; nadie vino a cambiarme las cosas. La clave estuvo en cansarme tanto, al grado de no estar dispuesto a tolerar más y entender que, si quería que las cosas cambiaran, tenía que hacerlo por mí mismo.

Así que empecé a buscar cosas que me ayudaran a entender mejor la vida y a mi mismo. Libros, conferencias, audios. Entendí que si algo no me gustaba de mí, tenía que cambiarlo. Que solo yo podría hacerlo, nadie más. Empecé a confrontar mis miedos directamente. Si me daba miedo hablar en público, me metí a un grupo de oratoria. Si me daba miedo ahogarme, me metí a natación.

Y, ¿sabes qué? No hay nada tan motivador y regocijante que enfrentar tus miedos... ¡¡Te llena de tanto poder!! Se siente tan bien. Lo hice una vez y nunca paré. Y eso cambió totalmente mi vida.

Fue un trabajo de muchos años... 20 quizá, porque en su mayoría lo hice solo. Pero valió mucho la pena.

Namasté 🙏

Crea tu propia página web con Webador